Adolescentes

Adolescentes
Posmodernidad

miércoles, 1 de noviembre de 2017

¿Hasta cuándo la adolescencia?

Un adolescente es un ser humano que pasó la pubertad y que todavía se encuentra en etapa de formación ya sea en lo referente a su capacitación profesional, a la estructuración de su personalidad o a la identidad sexual. En cambio joven, designa a alguien que ya ha adquirido responsabilidades y cierta cuota de poder, que ha madurado su personalidad y tiene establecida su identidad sexual (adulto joven).
Stone y Church, definieron a la persona en crecimiento, de los 13 a los 20 años y establecían una diferencia entre el desarrollo físico y el psicológico. El primero se alcanzaba con la madurez física, el segundo con la madurez social. Esto acarrea un problema si se quiere fijar una edad como límite superior de la etapa. Estos autores hacían referencia a los “otros”, la sociedad que rodea al adolescente como aquella que consagra su madurez y se lo hace saber.
Francoise Dolto (1980) describe en los últimos años un fenómeno de postadolescencia, un alargamiento de la misma que no permite fijar sus límites con mucha precisión, para ella no había madurez posible en tanto no hubiera independencia económica.
De todo lo enunciado, lo único que puede tenerse en claro es que el límite superior de la adolescencia, es confuso. Así lo plantea Louise Kaplan. Indica como factores que alargan dicho límite a: falta de posibilidades de trabajo, formación profesional muy larga, glorificación de la adolescencia a nivel social, etc.
Hoy podríamos definir a los adolescentes como a un grupo que va desde los 12, 13 ó 14 años hasta un punto impreciso que puede llegar hasta los 18 a 23 y más, momento en el cual consiguen formar parte de la sociedad adulta a través del trabajo, de la propia madurez y del reconocimiento por parte de los mayores.

Adolescencia

¿Existe la adolescencia?


Para las sociedades primitivas la adolescencia es un momento representado por un ritual de paso de una etapa de la vida a otra. En los casos en los que hay un ritual, la adolescencia casi no existe. Se han propuesto equivalentes de los ritos de iniciación en las sociedades desarrolladas (usar pantalones largos, fumar, visitar un prostíbulo en los varones; pintarse, usar medias de seda o tener novio en la mujer). Hoy, la adolescencia tiende a prolongarse en el tiempo y no es vivida como una etapa “incómoda” o “de paso”.
Francoise Dolto ubica la bisagra de cambio en la segunda guerra mundial: “Antes de 1939, la adolescencia era contada por los escritores como una crisis subjetiva: uno se rebela contra los padres y las obligaciones de la sociedad, en tanto que, a su vez, sueña con llegar a ser rápidamente un adulto para ser como ellos. Después de 1950, la adolescencia ya no es considerada como una crisis, sino como un estado.”
e genera un fenómeno particular con los adolescentes en la medida en que la posmodernidad propone a la adolescencia como modelo social, y a partir de eso se adolescentiza a la sociedad misma. 
Alain Finkielkraut identifica lo adolescente con lo no verbal, ubicado en el hemisferio derecho del cerebro, donde también asienta la fantasía, la creatividad, la imaginación. El hemisferio izquierdo, sede de la racionalidad, el lenguaje, ha perdido terreno sobre todo en la comunicación entre los jóvenes. “La adolescencia ha dejado o está dejando de ser una etapa del ciclo vital para convertirse en un modo de ser que amenaza por envolver a la totalidad del cuerpo social.”
En la modernidad se aspiraba a ser adulto, la infancia se consideraba una especie de larga incubación en la cual nada importante ocurría, en la que el afecto y la contención venían de los padres y permitían reunir un caudal educativo y afectivo que facilitaba enfrentarse con lo importante de la vida, la vida adulta. La niñez se vio revalorizada desde el psicoanálisis cuando describió la génesis de la normalidad o la neurosis justamente en etapas tempranas de desarrollo. Es posible que el péndulo haya quedado, a partir de entonces, inclinado hacia el niño pequeño.
Hoy los adolescentes ocupan un gran espacio, y la escuela secundaria los ve pasar sin tener en claro que hacer con ellos. Aparece socialmente un modelo en el que se supone que hay que llegar a la adolescencia e instalarse en ella para siempre. Define una estética en la cual es hermoso lo muy joven y hay que hacerlo perdurar mientras se pueda.
El adulto deja de existir como modelo físico, se trata de ser adolescente mientras se pueda y después viejo; no sólo se toma como modelo el cuerpo del adolescente, también su forma de vida.